Rodrigo Gil de Hontañón
(1500-1577)

Arquitecto cántabro perteneciente al grupo de los grandes maestros del siglo XVI en España. Considerado el más importante de los maestros de cantería cántabros y el arquitecto más fecundo del plateresco en la escuela salmantina, nació en 1500 en Rasines, Cantabria, hijo del cantero Juan Gil de Hontañón, con el que colaboró en obras como la catedral de Valladolid en 1527, la capilla del Deán Cepeda de Zaragoza en 1528 y la iglesia de Villacastín en 1529. En 1533 realizó su primera obra en solitario, la Colegiata de Santa María, en Villafranca del Bierzo, en la que se combina la bóveda vaída de crucería con una decoración de grutescos propia del plateresco. Se formó en torno a las obras de la catedral nueva de Salamanca, y sucedió a su padre en la dirección de las obras de la catedral de Segovia, de la que fue maestro mayor en 1560, y asimismo lo fue de la catedral de Salamanca a partir de 1538. Entre sus obras destacan numerosas iglesias en diversas provincias, como la iglesia de Santiago en Medina de Rioseco, la iglesia de Santiago de Cáceres, la iglesia de San Julián en Toro, y obras en la catedral de Plasencia y en la de Santiago. Sus trabajos en la catedral de Santiago de Compostela, donde intervino desde 1540 en la fachada principal del claustro, se centran en poderosas líneas de imposta que marcan una acusada horizontalidad en la composición, disposición arrítmica de huecos con pequeños frontones, galería superior típicamente hispana con una arquería corrida de medio punto y la rotunda presencia de la torre en esquina. Destacó, sin embargo, como arquitecto civil. Semejantes características a las de la catedral de Santiago se encuentran en la parte conservada del palacio de Monterrey de Salamanca, una soberbia fachada plateresca en la que se intensifica el ornamento escultórico en los cuerpos superiores y se observa una audaz galería superior volada soportada por poderosas ménsulas. Su obra más conocida es la fachada de la Universidad de Alcalá de Henares, de mediados de siglo, estructurada en tres zonas horizontales: la superior, que cuenta con una galería corrida articulada por columnas rematadas en pináculos, y las dos inferiores, más desnudas, donde se abren huecos estandarte platerescos de gran plasticidad. Otra obra en la que también dejó su impronta es el palacio de los Guzmanes, en León (1559-1566), de trazas cercanas, aunque un tanto más sobrias, a las del palacio de Monterrey en su galería superior y huecos rítmicos con alternancia de frontones curvos y rectos. Falleció en Segovia en 1577.