Francisco de Figueroa
(h.1530-h.1589)

Conocido con el sobrenombre de El Divino, nació en Alcalá de Henares, donde probablemente estudió con Ambrosio de Morales, del que se declara "antiguo discípulo" en una carta sobre asuntos lingüísticos. Se sabe que viajó en su juventud por Italia y se cree que, incluso, realizó estudios en dicho país. Sea como fuere, logró asimilar no sólo la lengua sino también el espíritu de la poesía italiana. Soldado y cortesano, desempeñó algunas misiones de carácter diplomático y entró en contacto con escritores italianos. Allí encontró también a su amada, a quien poetiza con el nombre de Fili, él sería Tirsi, y a quien tuvo que abandonar en 1552. Volvió a España, para partir enseguida. Recorrió los Países Bajos, Francia, Alemania y Valencia. Fue "contino" del rey desde 1561, repartiendo su residencia entre la Corte y Alcalá, adonde finalmente se retiró, junto a su esposa, María de Vargas, con quien contrajo matrimonio en 1575. Poco antes de su muerte, ordenó quemar todos sus papeles. Sólo quedó a salvo la parte parcialmente recogida por Luis Tribaldos de Toledo, quien la editó en 1625, y que posteriormente descubrió y sacó a la luz Menéndez Pidal en 1915. La trayectoria poética de Francisco de Figueroa es personal e independiente, y sus raíces literarias hay que buscarlas más en Petrarca y Garcilaso de la Vega que en Fray Luis de León. Se sabe que Cervantes fue un gran admirador suyo, y gracias a él se conocen los seudónimos poéticos de Figueroa y su amada, Tirsi y Fili, que recoge en su Galatea. Autor de Canciones, Elegías y Glosas, única obra completa que sobrevivió al fuego, donde alcanzó mayor perfección formal y más intenso contenido lírico es, sin embargo, en sus sonetos. Las epístolas que se conservan revelan la personalidad de un hombre culto y de gran curiosidad, interesado por los problemas de la lengua.