Miguel de Unamuno (1864-1936) Filósofo, ensayista, dramaturgo, novelista y poeta español, considerado uno de los pensadores más destacados de la época moderna y adscrito comúnmente a la nómina de autores de la Generación del 98. Nació el 29 de septiembre de 1864 en Bilbao. Allí, será congregante de San Luis Gonzaga, donde conoce al Padre Juan José de Lecanda, con el que mantuvo una larga relación epistolar de 1894 a 1931 y al que le unió una gran amistad. Estudió en la Universidad de Madrid, donde se doctoró en Filosofía y Letras con la tesis titulada Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca (1884), que anticipaba su oposición al nacionalismo vasco de Sabino Arana. Fue catedrático de griego en la Universidad de Salamanca desde 1891 hasta 1901, en que fue nombrado rector. En 1914 fue obligado a dimitir de su cargo académico por sus ataques a la monarquía de Alfonso XIII; no obstante, continuó enseñando griego. Fue confinado a Fuerteventura en 1924 por su enfrentamiento con la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Se exilió voluntariamente en Francia hasta 1930, año de la caída del régimen de Primo de Rivera, en que regresó a su cargo de rector en Salamanca. Aunque al principio fue comprensivo con la sublevación del Ejército español encabezada por el General Francisco Franco, pronto la censuró. Tras criticar públicamente al General Millán Astray, fue cesado como rector de la universidad y condenado a arresto domiciliario; terminó sus días recluido en su domicilio salmantino hasta la fecha de su muerte, el 31 de diciembre de 1936. Unamuno desarrolló una filosofía que no era sistemática, sino más bien una negación de cualquier sistema y una afirmación de "fe en la fe misma". Formado intelectualmente en el racionalismo y en el positivismo, durante su juventud simpatizó con el socialismo, escribiendo artículos para los periódicos El Socialista, Eco de Bilbao o La Lucha de Clases, donde mostraba su preocupación por la situación de España, siendo en un primer momento favorable a su europeización, aunque posteriormente adoptaría una postura más nacionalista. Esta preocupación por España se manifiesta en sus ensayos recogidos en sus libros En torno al casticismo (1895), Vida de Don Quijote y Sancho (1905) y Por tierras de Portugal y España (1911). Son frecuentes también sus poemas dedicados a exaltar las tierras de Castilla, considerada la médula de España. La influencia de filósofos como Arthur Schopenhauer, Adolf von Harnack o Sören Aabye Kierkegaard, entre otros, y una crisis personal a los treinta y tres años, contribuyeron a que rechazara el racionalismo, al que contrapuso la necesidad de una creencia voluntarista de Dios y la consideración del carácter existencial de los hechos. Sus meditaciones sobre el sentido de la vida humana, en el que juegan un papel fundamental la idea de la inmortalidad y de un Dios sostén del hombre, son un enfrentamiento entre su razón, que le lleva al escepticismo, y su corazón, que necesita desesperadamente de Dios. Sus dos grandes obras sobre estos temas son Del sentimiento trágico de la vida (1913) y La agonía del cristianismo (1925), aunque toda su producción literaria está impregnada por estas preocupaciones. Cultivó todos los géneros literarios: fue poeta, novelista, autor teatral y crítico literario. Su narrativa comienza con Paz en la guerra (1897), donde desarrolla la "intrahistoria" galdosiana, y continúa con Amor y pedagogía (1902), Niebla (1914), Abel Sánchez (1917), La tía Tula (1921) o San Manuel Bueno, mártir (1933). De su obra poética cabe destacar El Cristo de Velázquez (1920), mientras que su teatro ha tenido menos éxito, pues la densidad de ideas no va acompañada de la necesaria fluidez escénica; en este plano destacan Raquel encadenada (1921), Medea (1933) o El hermano Juan (1929). |