Cardenal Pedro González de Mendoza (1428-1495) Eclesiástico y político castellano, uno de los mejores ejemplos del paso del mundo medieval al moderno a lo largo del siglo XV. El habitualmente conocido como cardenal Mendoza fue el quinto hijo de don Íñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana, y doña Catalina de Figueroa. Nació en Guadalajara en 1428 y, desde la cuna, fue destinado a la carrera eclesiástica, ocupando desde niño dignidades en el cabildo toledano por nombramiento del arzobispo Gutierre Álvarez de Toledo, su tío, con quien inició sus primeros estudios. Estudió Cánones y Leyes en la Universidad de Salamanca entre 1446 y 1452, pasando después a la corte de Juan II, que le nombró su capellán. En 1453 fue designado obispo de Calahorra, si bien sus ambiciones políticas le llevaron de nuevo a la corte, donde se convirtió en un obispo áulico durante los reinados de Enrique IV y los Reyes Católicos. Cuando en 1458 muere su padre, pasó a encabezar la poderosa familia de los Mendoza, que daría origen a la Casa del Infantado, utilizando el considerable poder del que disponía para su encumbramiento personal y el de su familia. Tomó parte activa en las constantes luchas entre la nobleza en tiempos de Enrique IV, siendo partidario de los derechos legítimos de doña Juana la Beltraneja, incluso tras la muerte del príncipe don Alfonso. Sin embargo, en 1473, un año antes de la muerte del rey, se pasó al bando de la princesa Isabel, en rivalidad con el arzobispo Carrillo, hasta entonces fiel a la princesa. Mendoza, desde entonces, permanecerá siempre al lado de la futura reina, constituyendo un apoyo decisivo para la causa isabelina durante la guerra de sucesión con los partidarios de doña Juana, tomando parte activa en la batalla de Toro (1468), decisiva para el desenlace final del enfrentamiento. A partir de ese momento se convierte en uno de los principales consejeros de los monarcas, especialmente en los asuntos de política religiosa. Su influencia fue decisiva en algunos de los acontecimientos más relevantes del reinado como el establecimiento de la Inquisición, la reconstrucción de las diócesis tomadas al Islam, la expulsión de los judíos, o el apoyo prestado a Cristóbal Colón y la negociación con Portugal en 1494 del Tratado de Tordesillas. A lo largo de su vida acumuló numerosos cargos eclesiásticos dentro y fuera de la Península. Tras el obispado de Calahorra, ocupó el de Sigüenza desde 1467, en el que se enclavaban sus dominios familiares; fue también abad de Valladolid y de San Zoilo de Carrión. Amigo personal del cardenal Rodrigo de Borja, le acompañó en la legación castellana de 1472 y, gracias a él, recibió el capelo cardenalicio en 1473 en competencia directa con su enemigo, el arzobispo Carrillo. Ocupó también el arzobispado de Sevilla a partir de 1473, y fue, por deseo de Luis XI de Francia, abad de Fecamp. En 1482, al ocupar la sede de Toledo, renunció a todas las demás dignidades, salvo el obispado de Sigüenza. Tuvo dos hijos con doña Mencia de Lemos, y otro con Inés de Tovar, y fue uno de los mayores mecenas de su época. Amplió, en 1487, las Escuelas Generales de Alcalá de Henares. Murió en Guadalajara en 1495 considerado por algunos como "el tercer rey de España". |